Compañía: Superamas
Fecha: 03-06-09
Teatro: CAEM
Aforo: Un tercio
Fecha: 03-06-09
Teatro: CAEM
Aforo: Un tercio
Blandiblú
‘No te enganchas cuando no hay nada para engancharte’. Esta frase de Roberto García Encinas al salir de este Empire (Arts & Politics) es un perfecto resumen de lo que me ocurrió viéndola. Y no se crean, que a él le gustó por el tema de la dirección. A mí no. Y eso que empezó muy bien, con unas fotos fijas preciosistas, muy marcadas, con aire cinematográfico, con el escenario muy acotado por arriba y por abajo, con unas transiciones finas y engrasadas y con una dirección muy acentuada y ajustada a lo que allí se pretendía. Incluso la transición de la supuesta ficción a la realidad con una cámara que lo graba e ilumina todo para mostrarnos los pequeños detalles es interesante. Igual que la discusión que plantea sobre la realidad y la ficción suponen para unos y otros.
A partir de ahí, se acabó lo que se daba. Todo lo que les cuente será tan insustancial como lo que allí nos relataron, porque el montaje no transmite nada debido a la frialdad que lo lastra, quizás por una dirección de actores equivocada. Si lo que pretende es tener una conexión emocional con el público, hace todo lo contrario. Y lo que ellos definen en el programa como ‘una mezcla de aparente ligereza y profunda complejidad’ se convierte en Blandiblú, languidez supina y poco atractiva.
Y no estoy hablando del teatro Brechtiano, que buscaba el alejamiento y al público intelectual, el teatro comprometido pero difícil, muy apegado a la época que le tocó vivir y con deseos de transformar el mundo. En el caso de Superamas, su lánguida y blanda propuesta está fuera de contexto y alejada de lo que ahora ocurre en el mundo, al que por tanto, no creo que sea arriesgado decirlo, no transformará. Se puede despreciar la implicación del espectador, pero a la hora de hacerlo hay que llevarlo a cabo con garra, con fuerza y de eso había poco encima del escenario.
Y todo esto para decir que me aburrió y que, a pesar de una factura digna, al final sales con la sensación de que no te han contado nada y de que te has aburrido para nada. Como con el Blandiblú. ¿Se acuerdan?
A partir de ahí, se acabó lo que se daba. Todo lo que les cuente será tan insustancial como lo que allí nos relataron, porque el montaje no transmite nada debido a la frialdad que lo lastra, quizás por una dirección de actores equivocada. Si lo que pretende es tener una conexión emocional con el público, hace todo lo contrario. Y lo que ellos definen en el programa como ‘una mezcla de aparente ligereza y profunda complejidad’ se convierte en Blandiblú, languidez supina y poco atractiva.
Y no estoy hablando del teatro Brechtiano, que buscaba el alejamiento y al público intelectual, el teatro comprometido pero difícil, muy apegado a la época que le tocó vivir y con deseos de transformar el mundo. En el caso de Superamas, su lánguida y blanda propuesta está fuera de contexto y alejada de lo que ahora ocurre en el mundo, al que por tanto, no creo que sea arriesgado decirlo, no transformará. Se puede despreciar la implicación del espectador, pero a la hora de hacerlo hay que llevarlo a cabo con garra, con fuerza y de eso había poco encima del escenario.
Y todo esto para decir que me aburrió y que, a pesar de una factura digna, al final sales con la sensación de que no te han contado nada y de que te has aburrido para nada. Como con el Blandiblú. ¿Se acuerdan?
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