viernes, 26 de febrero de 2010

Sin R de adio en la Torrente Ballester


Los Hernández de Segundo en la Torrente Ballester (muchas gracias Marieta). Como siempre, no tenemos perdón. Este post debería haber sido publicado antes, pero como nos dijeron que las invitaciones ya se habían agotado...

Bueno, que esperamos que os guste y que os lo paséis bien, que es un espectáculo prácticamente nuevo y remozado y que estamos muy contentos con él. Vamos, que nos ha quedado sencillo, pero muy coqueto.

Disfrutad.

Sin R de adio
Los Hernández de Segundo
27 de febrero, a las 20 h
Bibllioteca Torrente Ballester (donde han confiado en nosotros)

domingo, 14 de febrero de 2010

Miss Morgue


Compañía: Zanguango Teatro
Fecha: 13-02-2010
Teatro: Liceo
Aforo: Un tercio

La columna (II)


Lo de las columnas del teatro Liceo es la muerte. Creo que me voy a acostumbrar, porque echarme no me echan. Las columnas digo. Menos mal que esta vez me pude cambiar a una butaca con más pedigrí. Sin columnas ni nada que molestase para ver perfectamente el espectáculo de Zanguango Teatro. Miss Morgue, que así se llama la nueva creación de esta formación artística capitaneada con sabiduría por Miguel Muñoz, es un montaje sin texto, de pequeño formato y con algunas columnas que impedían su total disfrute durante la hora en la que se desarrolla.


Sutilmente divertido e interesante, poético y casi ingenuo en su concepción, no olvidemos que la banda sonora del comienzo son los diálogos de antiguas películas de terror, la propuesta pretende ofrecer una metáfora sobre la incomunicación y los miedos que la producen. Y lo hace presentándonos a un personaje que trabaja de forma milimétrica, obsesiva y cariñosa con los muertos en una morgue, un freakie simpático al que nada más ver te dan ganas de cantarle el cumpleaños feliz. Y ya se sabe, los muertos, al igual que las columnas, no hablan. Y, a diferencia de las del Liceo, no molestan casi nunca. El problema es cuando acaba el turno de trabajo y hay que salir a la calle con los vivos.


Y, en este caso, los vivos son los espectadores que siguen las andanzas de este personaje amargado por su soledad y misantropía, pero que vemos que el espectáculo funciona a tirones. No queda demasiado claro el porqué esos muertos que le acompañan y le ‘salvan’ se despiertan. No quedan muy claras las licencias que se toma el desarrollo del montaje, como que el personaje principal ignore lo que hacen los muertos sin verlos todavía, y no quedan claras algunas transiciones entre escena y escena, que son demasiado forzadas.


No obstante, el trabajo es una propuesta interesante y mucho más sutil que otras más ‘graciositas’, pero más vacías y con escaso peso. Claro, que en los tiempos que corren eso es lo que cuenta, porque a la gente le interesa más reírse que pensar en lo que viene o puede venir. ¿Qué le vamos a hacer?

lunes, 8 de febrero de 2010

Calígula


Compañía: L’om Imprebís
Fecha: 05-02-10
Teatro: Liceo
Aforo: Lleno

O viceversa

Voy a hablarles en primer lugar de lo que vi: un elemento arquitectónico alargado, negro y metálico llamado columna. ¡Qué hierática! ¡Qué composición del personaje esa columna del Teatro Liceo que dividía el escenario como la mejor! Muy difícil su papel, porque a pesar de los insultos por mi parte y por la de otros muchos que la tuvieron que sufrir (a ella o a otras como ella, que hay muchas y son como una plaga) aguantó el tipo durante todo el espectáculo fiel a su cometido. De Premio Max, ya les digo. ‘Eso es una columna y no las de otros’, debió pensar el arquitecto y el que se lo permitió al arquitecto.

Y por lo demás, gran texto el de Camus, muy para escuchar (con una columna delante, ya me dirán ustedes). Lleno de lucidez y poesía intelectual, pero muy apegado a la tierra y con pasajes en los que a pesar de las barbaridades que se le ocurren al personaje principal, te está convenciendo y llevando por su camino, el de la búsqueda de la libertad que te devora y que te mata recubriéndote de mierda cada vez más espesa: el de la dictadura.

Y ese es el secreto de este montaje de L’om Imprebís, que nos regala un Calígula clásico y tenso, muy bien dicho, muy bien interpretado y con un movimiento escénico de los de ayer, hoy y mañana. Sin alharacas, y con una iluminación que ilumina, lo cual es un mérito en estos tiempos que corren, este montaje es un homenaje al teatro de texto que se ha visto toda la vida. Puede que no emocione hasta el paroxismo, pero por lo menos se ve que por debajo hay una idea clara: expongamos de forma sencilla nuestro trabajo, del resto ya se encarga el gran texto de Camus, que más moderno no se puede ser.

Y eso es lo mejor de todo, que la propuesta no enmascara nada, aunque pudiera parecerlo. Va a pecho descubierto a su encuentro con el espectador y a fe que éste se lo agradece. No obstante, se echan de menos algunas composiciones más complejas tanto de personajes como de escenas, escasamente rematadas en la emoción final. O eso me pareció a mí, pero como tenía la columna entre medias…

Y no te preocupes elemento arquitectónico alargado, negro y metálico, que, como dice Calígula, 'Eres tan puro en el bien como yo lo soy en el mal...' o viceversa.