lunes, 16 de junio de 2008

¡Adelante!

Lo primero es lo primero. La programación teatral de sala de este IV Festival Internacional de la Artes de Castilla y León ha sido, desde mi punto de vista, más floja que las de otras ediciones, especialmente buena me pareció la de 2007. Ha sido un programa del que se han salvado pocos montajes. A saber: Songs of the Dragon Flying to Heaven, la mejor, Petites Histoires.com, la más emocionante, Warum, Warum, la que mejor dirigida estaba, y El dragon azul, la más espectacular técnicamente. No obstante, quiero destacar otros tres montajes interesantes: Bonanza, a pesar de todo tenía mucho teatro dentro, H3, un buen ejercicio de danza, y Deep y Trío, muy bien técnicamente.

El resto ha sido decepcionante: Anjo negro es la que menos me ha gustado y le siguen Don Quijote contra el ángel azul, Wewilllisvestorm, Tempest II y Time Republic. Hubo dos que no vi y de las que, evidentemente, no puedo hablar. Lo que sí puedo decir es que a todas las une una cosa. El aburrimiento. Todas eran bastante tediosas y sin gancho. No había nada que te atrajera y enseguida empezabas a mirar el reloj. Y mira que algunas duraban apenas una hora.

El resultado ha sido: menos público en las butacas, más aburrimiento y menos ilusión a medida que pasaban los días. Pero ya se sabe, unas veces se acierta y otras se falla. En este caso el sabor de boca que queda ha sido peor que otras veces, pero seguro que remontará el vuelo.

En lo que sigo en mis trece es que defenderé a muerte este Festival por las razones de siempre y por las que vendrán. Salamanca necesita abrirse al mundo y este festival es fundamental para limpiar el aire viciado y provinciano que nos asfixia, a mí el primero. Si queremos que esta ciudad sea universal y moderna queremos este Festival, que hay que entender desde el punto de vista de que nos ofrece nueva tendencia. En eso me llevaré palos de los agoreros que protestan por los millones que se lleva este festival y no se llevan ellos y sus amigos, de los que dicen amar el teatro y el arte y nunca (ni antes, ni durante, ni después), se les ve por el Liceo, el CAEM o Caja Duero, y de los que lo querrían dirigir y nunca lo harán. Bienvenido sea este soplo. ¡Adelante!

Por cierto, enhorabuena a los autores de la página Web y la imagen del festival. Muy buenas.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

De acuerdo en casi todo, Carlitos.
Por una vez, paso de enrollarme en lo que no estoy de acuerdo para apoyarte en que el Festival es necesario porque nos enseña lo que hay fuera sea bueno o no, porque aprendes, porque hay que arriesgarse e ir al teatro, cohones!Me encanta que digas eso de los criticones jajaja
besitos

Roberto García Encinas dijo...

CHAPAU!

a pesar de los no coincidencias...

(que, repito, enriquecen las almas y las reciones)

CHAPEAU!

(de mayor me gustaría ser un gran crítico como Carlos Vicente)

Roberto García Encinas dijo...

la primera vez tambien quise decir CHAPEAU... (a mi el francés se me da bien a medias..)

Anónimo dijo...

¡Alaaaaaaa! =P ¡No exageremos, hombre! Yo no veo un Festival de las Artes como acción fundamental para "abrirse al mundo" o "limpiar el aire viciado y provinciano". Eso es trabajo individual, de cada uno, creo yo. Los festivales vienen después, como complemento a una necesidad "espiritual" de una comunidad o sociedad cultivada. Si esa necesidad no existe a priori, ya pueden inventar los cien mil festivales más maravillosos, que de nada servirán. Lo que señalas es la vía "brute force" (se ofrece el "producto", esperando que el colectivo responda), y creo que las sociedades normalmente son reacias a esto, excepto en lo puramente comercial. Y curiosamente este tipo de festivales suelen apuntar al lado opuesto de lo comercial, con apuestas arriesgadas, innovadoras (¿minoritarias?). Y todo acaba en elitismo, o los cuatro gatos de siempre. Es mi opinión... pero quisiera equivocarme. Sea como fuere, bajo tu comentario yo veo toda una discusión.

Y por otro lado, eres muy injusto al describir así a la Salamanca del 2008.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Estimado Nach, decir que Salamanca es una ciudad provinciana y que debe abrise al mundo es decir poco. Esto es un pueblo que se escuda en las acusaciones de elitismo hacia este tipo de festivales para demostrar que no quiere ver más allá de sus narices por miedo a encontrar algo mejor. No sólo de fachadas de universidad vive el hombre. De todas formas, si tener un alcalde así no es de provincianos...

Anónimo dijo...

Por cierto, las necesidades también se crean. Y aunque algunas veces eso en el mundo del consumo sea nefasto en otras habrá que hacerlo para mejorar determinadas circunstancias coyunturales como, por ejemplo, la cerrazón de esta ciudad. Lo individual está bien, pero lo global también es una cuestión de todos. Si a los políticos no se les dicen algunas cosas, hacen lo que quieren y como esa es una costumbre que no tenemos en Salamanca, mira lo que pasa. Y es sólo un ejemplo.