miércoles, 16 de junio de 2010

Notable alto

Después de tres días de la finalización del FÁCYL y con las sensaciones que te deja la reflexión y el paso del tiempo, se puede decir que este festival sigue siendo un lujo para la Salamanca moderna y abierta al mundo que, se supone, la mayoría de las personas con buen juicio desean. Otra cosa es que en esta ciudad no haya personas con buen juicio, empezando por las que nos gobiernan y siguiendo por todos los demás.

Errores en todos los sitios hay y el hecho de que todos los espectáculos empezaran quince minutos tarde, que no se vendieran entradas a la puerta de un teatro como Caja Duero o que algunos directores se empeñaran en no dejar hacer fotografías a la prensa indica que hay cosas que mejorar, pero que son menores.

Con lo que hay que quedarse es que ha habido una programación sólida y sin ningún petardazo, muy regular, algo que no se recordaba de las anteriores ediciones, en las que solía haber más de uno y más de dos. Sinceramente creo que hay un criterio, una apuesta. Creo que Calixto Bieito ha marcado un objetivo y hacia allí se ha ido. Podrás estar más de acuerdo en esa línea de trabajo, pero por lo menos se ve que hay un hilo conductor.

Me han gustado mucho, por este orden, Santa Juana de los mataderos, Stemmer y Baal, y, aunque no ha habido una propuesta grandiosa, quizás por culpa de la crisis, se puede decir que ha habido una nota media de más que aprobado para todos los espectáculos. Me reitero: una programación muy regular, interesante y compacta, con sentido. Y si a esto añadimos que me comentan que la organización técnica, logística y coordinadora ha mejorado en mucho, pues me atrevo a decir que la nota media de este FÁCYL 2010 es de notable alto.

Un lujo para Salamanca que no debemos perder y que tienen que apoyar desde arriba hasta abajo porque es de lo poco que nos queda en una ciudad anquilosada en la luz cegadora de su inmensa belleza.

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