Compañía: Rayuela
Fecha: 10-06-10
Teatro: Caja Duero
Aforo: Lleno
Apuesta
Es extraño, pero el FÁCYL este año ha traído dos montajes con textos de Bertholt Brecht y uno que bien podía haber estado inspirado en él: Dogville, adaptación de la película del mismo nombre de Lars von Trier.
También es extraño que no hubiéramos visto por estos lares una adaptación a la escena de una película tan teatral como aquélla, tan asfixiante por dentro y por fuera, como los sentimientos de culpa de sus protagonistas.
Rayuela Producciones, dirigida por Nina Reglero, han optado por una versión mestiza, interesante y algo larga que se sitúa entre la estética de la matanza de Texas, algunos montajes referentes del teatro europeo actual y la sombra de la película, que es muy patente en algunas partes y se diluye en otras. En mi modesta opinión, la duración es excesiva en media hora por lo menos. No obstante, y teniendo en cuenta el concepto, la idea de la dirección y lo que se quiere transmitir, la apuesta aprueba la moción.
Muy interesante la idea de acentuar los primeros planos, que tenía la película y que en el teatro son más difíciles, con una única luz y muy tenue sobre los rostros de algunos personajes y, también, la forma en que te hace olvidar que no hay casas, aunque algo aparatoso el sistema de cadenas y cestos que las representan. Muy interesante la idea de conseguir los arquetipos morales de los personajes a través de monólogos que se intercalan entre el diálogo y la narración omnisciente del cantante y su banda, demasiado ocultos en la parte trasera del escenario, quizás un poco pequeño para la propuesta. Muy bien, por cierto, Raúl Sánchez Escudero, convincente y con mucha fuerza todo el montaje.
Le falla a este Dogville algún personaje mal trazado y la falta de energía que se transmite en algunos momentos, quizá por la afectación de varios diálogos. Y también la idea que querer llenar espacios donde no hace falta más que introspección.
En definitiva, una propuesta que no desentona para nada en este festival, que cada día me gusta más. ¡Qué suerte tenemos en Salamanca!
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