Dirección: Rosa Morales
Fecha: 14/02/2008
Teatro: CAEM Sala B
Aforo: Tres cuartos de entrada
Cabinas
“La sociedad está afónica”, me decía un amigo hace poco. “O grita y no la escuchamos”, decía otro. La tercera posibilidad nos la plantea Guy Foissy con su Dirección Gritadero. Tres mujeres esperan un autobús que las va a llevar a un “gritadera”, lugar destinado por las autoridades de un país o un mundo ficticios para desahogarse. En el resto de lugares públicos y comunes está prohibido.
Es irónica toda la obra y está en consonancia, desde mi punto de vista, con Un mundo feliz, de Aldous Huxley, por sus expresiones y forma de describir la sociedad en la que viven. Prohiben gritar en público, pero ofrecen la posibilidad de hacerlo en privado y solito, en unas celdas muy monas y acolchadas. Sin posibilidad de compartir la experiencia. Te ponen el caramelo en la boca y luego te lo quitan. Una retorcida y oscurantista forma de tortura. Porque, además, el autobús, como un Godot hípercruel, no llega y, cuando lo hace, no para. Ya nada sirve. Ni tan siquiera los gritos, que ¿sirven para algo? Esa es la cuestión.
Y a pesar de ese mensaje, el montaje me parece luminoso, original, sencillo y potente. Con rasgos de humor ácido y casi negro. Contado con mucha bilis surrealista y absurda. Respira rebeldía por los cuatro costados, tanto de las tres actrices, que están muy contenidas (¡Ay, si no fuera por las equivocaciones y los trastabilleos constantes de alguna de ellas!), como por la música, que, de manera inteligente, pone el contrapunto a lo desolador de la obra, y por la dimensión total del montaje: pequeñito, pero matón. La dirección acierta, sobre todo en la conjunción serena y nada estridente de esos elementos.
El grito como expresión de la desesperanza, de la frustración, del dolor de la soledad a la que nos someten y nos sometemos. Como metáfora de la comunicación o de lo contrario, vamos. Luego, cada uno que piense por lo que quiere gritar, que son buenas fechas para hacerlo y, además, metidos en cabinas, no acolchadas, pero quizás más importantes. Háganlo.
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