jueves, 23 de julio de 2009

La fierecilla domada


Dirección: Mariano de Paco
Fecha: 21-06-09
Teatro: Patio del Colegio Fonseca
Aforo: Tres cuartos

El ritmo

Al final esto del teatro va a resultar que es una cuestión de texto y actores que imprimen ritmo a ese texto. Lo que cambia el decir bien las cosas, en el momento justo y con el tono adecuado a decirlas a destiempo y sin saber lo que se está diciendo.

La fierecilla domada, montaje dirigido por Mariano de Paco, está pensado para divertir al público con el ritmo que le imprimen los actores en escena. Todo está dirigido de forma sencilla, podríamos decir que incluso muy clásica, pero haciendo hincapié en el ritmo y la cadencia que los intérpretes le deben poner a cada una de las frases que pergeñó el gran Shakespeare.

Todo es externo, pero funciona porque el objetivo del montaje es divertir. Y lo consigue durante las más de horas en las que nos cuenta la historia del borracho al que hacen creer que es un señor, representando la comedia de la fierecilla domada: teatro dentro del teatro. La modernidad está en los clásicos que decía el otro. Comedia de enredo hecha con sentido del ritmo y con buenos actores, entre los que destacan Mario Martín y José Manuel Seda.

Simplemente, una pequeña duda: el vestuario, que hace que la trama se enrede un poco, sobre todo al final. Es un elemento discordante dentro del conjunto. Confunde y equivoca a un espectador que ya está lo suficientemente enganchado. Y no es que uno se aferre a las épocas y esas zarandajas, que también me gustó la música del saludo, elemento rompedor, no. Pero, si un único personaje de la comedia sele vestido con el atuendo de otra época, pues canta un poco.

Por lo demás, nos lo pasamos bien y se nos hizo corta esta pieza que trata con ligereza un tema machista riéndose de los hombres. Vamos, que los amigos de lo políticamente correcto o las ministras que encuentran en cualquier cosilla un titular de prensa saldrían decepcionados por no poder despotricar contra algo que habla supuestamente a favor de la dominación de la mujer por parte del hombre. Una pena para ellos y una maravilla para nosotros… y para los periodistas.

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