Hello Carlitos, qué tal te va. ¿Pensabas que ibas a librarte de las críticas tan fácilmente? ¿Creías que la mierda de crítico que eras iba a vivir tranquilo mucho tiempo? Soy yo, no me conoces, pero me conocerás. Soy la mierda en tu zapato, el chicle en el ojo y el dedo en el culo. Soy lo que más temías y nunca llegaste a confesar. Se acabaron esas críticas de mierda que haces en el periódico. Se acabaron tus chistes fáciles y comprensivos. Yo también voy al teatro y te veo ahí en tu anfiteatro de mierda, sin bajar a la arena. Yo también sé escribir y no tengo pelos en la lengua (por lo menos no antes de las doce de la noche). Así es que todo ese rollo de mierda y condescendencia que te traes con tus amiguitos teatreros que sólo viven del cuento pasó a mejor vida. Soy la interferencia digital que te va a joder vivo. Procura mirar siempre hacia atrás porque eres lo que se dice un cagón y lo vas a seguir siendo. Mi vida es mucho más interesante y lo vas a comprobar.
¿Te enteras? ¿Te enteras critiquillo? ¿Te enteras idiota de mierda? ¿Te enteras absurdo metaescritor de tres al cuarto? ¿Te enteras? Estás muerto y lo sabes, pero no te enteras. Yo, a los idiotas como tú, me los meriendo con patatas. Soy tu macarra preferida y vas a chupar el cuero de mi látigo hasta que yo te diga que pares. ¿Te enteras?
Ah, y una cosa. Prohibido decir mi nombre en Vano. ¿Te enteras? Pues eso.
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