Dirección: Jaime Aizpilicueta
Fechas: 12/09/2008
Teatro: Liceo
Aforo: Lleno
Chari y su equipo
Hay que ver lo bien que hacen las cosas Chari y su equipo en el Liceo, o en el CAEM o donde sea. Que lo mismo les da que el teatro sufra una avalancha de gente, que esté medio vacío, que caigan rayos y centellas. Nunca una mala cara, siempre amabilidad, profesionalidad y sonrisas. Es un placer ir al teatro en Salamanca. Y mira que los espectadores somos pesaditos. Que si no encuentro mi butaca, que si aquí no se ve bien, que si llego tarde y con prisas, que si me puede guardar la entrada para dársela a mi amiga que llega tarde, que si me suena el móvil y contesto, que si comento la obra con mi compañera de butaca... Y ya digo, ni una mala cara.
Igual que en Un adulterio casi decente, malas caras no se le pueden poner. Si acaso de aburrimiento. Buenas intenciones las tiene todas, pero el resultado es el de una comedia cuya mayor virtud es que de lo cándida que es parece de otro tiempo.
No se le puede pedir más a un montaje cuyo decorado naturalista, de esos que recrean la habitación donde se desarrolla la escena con enormes paneles y cuyas puertas cada vez que se cierran producen un terremoto en escena, tiene más peso que el texto. Vamos, que no le echemos la culpa a la escenografía (acordémonos de La cabra), si hay algo que no funciona en el teatro es un texto plano y ñoño.
Un hombre y una mujer se llevan viendo como amantes durante un solo fin de semana al año siempre en la misma habitación de hotel. Ella está casada con un policía y él está viudo. Durante los años siguientes, representados en forma de escena, iremos sabiendo qué ocurre con sus vidas hasta el previsible desenlace. La base es interesante, pero el desarrollo está hecho para que unas cuantas señoras se rían con sus cosas de otros tiempos.
Así es que ni la dirección, a lo clásico, ni la interpretación digna de los protagonistas, pueden salvar un montaje que, eso sí, nos retrotrae a otros tiempos de añejas Ferias y Fiestas de Salamanca. Vamos que no nos hubieran salvado de tan anodina propuesta ni Chari y sus chicas bailando el can-can en escena. Y mira que lo hubieran hecho de maravilla. Seguro.
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