Compañía: Matarile Teatro
Fecha: 26/04/2008
Teatro: Liceo
Aforo: Un tercio
Fecha: 26/04/2008
Teatro: Liceo
Aforo: Un tercio
Contradicciones inquietantes
Existen momentos en la vida en los que uno se tiene que inquietar. Quiera o no quiera, esa sensación, mitad angustia mitad morbo, te invade y no sabes cómo deshacerte de ella por mucho que luches por no mirarla de frente, por no enfrentarte a ella. Es desasosegadora y te perturba.
Con la excusa del artificio y desde el punto de vista de la innovación y la mezcla del lenguaje del cuerpo y del lenguaje del texto, Matarile Teatro, nos propone un montaje inquietante por sus contradicciones. Utiliza una gran belleza visual, con momentos de gran lirismo estético y una iluminación muy acertada, pero a la vez lanza puñaladas textuales en las que deja constancia de su inconformismo con la vida que nos ha tocado lidiar, con la sociedad en la que vivimos.
Introduciendo actores, músicos, bailarines y cantantes en escena, desgrana una especie de reflexión surrealista y desbordante en la que se mezclan monólogos desubicados, cantatas barrocas, piezas de danza y diálogos sobre filosofía que intentan enlazar una unidad común, un discurso coherente dentro de la incoherencia en la que nos vemos envueltos en nuestro devenir diario, que no es poco.
Y digo que el montaje es inquietante por esas mismas contradicciones, por esa mezcla de belleza visual que contiene dentro un deseo inconsciente de mostrar la otra cara. Gran contradicción, y poco convincente, la de hablar sobre la pretenciosidad de ciertas creencias vitales, de determinados supuestos filosóficos y ser pedante y pretencioso cuando lo haces delante del público. ¿Postura vital o estética?
Al fin y al cabo, todos somos animales que utilizan el artificio de cualquiera de los lenguajes que tenemos a nuestro alcance para no ser como los otros animales, póngase como ejemplo un mono, y para no ser nosotros mismos. Mayor artificiosidad que esa no hay, aunque nosotros nos miremos a los ojos y nos lo creamos en comunidad: artificial e inquietante, por supuesto.
Con la excusa del artificio y desde el punto de vista de la innovación y la mezcla del lenguaje del cuerpo y del lenguaje del texto, Matarile Teatro, nos propone un montaje inquietante por sus contradicciones. Utiliza una gran belleza visual, con momentos de gran lirismo estético y una iluminación muy acertada, pero a la vez lanza puñaladas textuales en las que deja constancia de su inconformismo con la vida que nos ha tocado lidiar, con la sociedad en la que vivimos.
Introduciendo actores, músicos, bailarines y cantantes en escena, desgrana una especie de reflexión surrealista y desbordante en la que se mezclan monólogos desubicados, cantatas barrocas, piezas de danza y diálogos sobre filosofía que intentan enlazar una unidad común, un discurso coherente dentro de la incoherencia en la que nos vemos envueltos en nuestro devenir diario, que no es poco.
Y digo que el montaje es inquietante por esas mismas contradicciones, por esa mezcla de belleza visual que contiene dentro un deseo inconsciente de mostrar la otra cara. Gran contradicción, y poco convincente, la de hablar sobre la pretenciosidad de ciertas creencias vitales, de determinados supuestos filosóficos y ser pedante y pretencioso cuando lo haces delante del público. ¿Postura vital o estética?
Al fin y al cabo, todos somos animales que utilizan el artificio de cualquiera de los lenguajes que tenemos a nuestro alcance para no ser como los otros animales, póngase como ejemplo un mono, y para no ser nosotros mismos. Mayor artificiosidad que esa no hay, aunque nosotros nos miremos a los ojos y nos lo creamos en comunidad: artificial e inquietante, por supuesto.
1 comentario:
Yo ya te he puesto, ahora te toca a ti.
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