Compañía: Zanguango Teatro
Fecha: 13-02-2010
Teatro: Liceo
Aforo: Un tercio
La columna (II)
Fecha: 13-02-2010
Teatro: Liceo
Aforo: Un tercio
La columna (II)
Lo de las columnas del teatro Liceo es la muerte. Creo que me voy a acostumbrar, porque echarme no me echan. Las columnas digo. Menos mal que esta vez me pude cambiar a una butaca con más pedigrí. Sin columnas ni nada que molestase para ver perfectamente el espectáculo de Zanguango Teatro. Miss Morgue, que así se llama la nueva creación de esta formación artística capitaneada con sabiduría por Miguel Muñoz, es un montaje sin texto, de pequeño formato y con algunas columnas que impedían su total disfrute durante la hora en la que se desarrolla.
Sutilmente divertido e interesante, poético y casi ingenuo en su concepción, no olvidemos que la banda sonora del comienzo son los diálogos de antiguas películas de terror, la propuesta pretende ofrecer una metáfora sobre la incomunicación y los miedos que la producen. Y lo hace presentándonos a un personaje que trabaja de forma milimétrica, obsesiva y cariñosa con los muertos en una morgue, un freakie simpático al que nada más ver te dan ganas de cantarle el cumpleaños feliz. Y ya se sabe, los muertos, al igual que las columnas, no hablan. Y, a diferencia de las del Liceo, no molestan casi nunca. El problema es cuando acaba el turno de trabajo y hay que salir a la calle con los vivos.
Y, en este caso, los vivos son los espectadores que siguen las andanzas de este personaje amargado por su soledad y misantropía, pero que vemos que el espectáculo funciona a tirones. No queda demasiado claro el porqué esos muertos que le acompañan y le ‘salvan’ se despiertan. No quedan muy claras las licencias que se toma el desarrollo del montaje, como que el personaje principal ignore lo que hacen los muertos sin verlos todavía, y no quedan claras algunas transiciones entre escena y escena, que son demasiado forzadas.
No obstante, el trabajo es una propuesta interesante y mucho más sutil que otras más ‘graciositas’, pero más vacías y con escaso peso. Claro, que en los tiempos que corren eso es lo que cuenta, porque a la gente le interesa más reírse que pensar en lo que viene o puede venir. ¿Qué le vamos a hacer?
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