domingo, 24 de enero de 2010

La muerte y la doncella




Dirección:Eduard Costa
Fecha: 23-01-10
Teatro: Liceo
Aforo: Lleno

Tiempo al tiempo

¿A cuántas personas mataron el nazismo ebrio y ácido de Hitler o la pantomima paranoica de Stalin? Todos son iguales, la derecha y la izquierda, por mucho que algunos rancios ideólogos o poetastros reaccionarios se empeñen en justificar lo que no tiene perdón. Los mismos que atacarán al nuevo FÁCYL porque ellos han perdido parte de su inmerecido pesebre. Ya los leerán, temerosos del futuro y seguros de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Con las orejeras puestas.

Por eso tienen sentido textos como La muerte y la doncella, de Ariel Dorfman, que nos enseñan que el mayor enemigo del ser humano no es desconocido. Somos nosotros. Todos somos cada uno de los personajes: Paulina, Roberto o Gerardo. La vida simplemente nos invita a escoger. Sólo hay que ser valiente y mirar a los ojos del futuro sin asustarse.

Otra cosa es que el montaje a mí no me gustara. La propuesta es digna y correcta, pero es lenta y, por momentos, excesivamente pasada en la dirección y en la interpretación. No la de Emilio Gutiérrez Caba, que está muy comedido y muy bien, como casi siempre. Luisa Martín está sensacional en algunos pasajes, pero en dos escenas es demasiado lo que aporta y lo que se pone por encima del texto.

Y es que el texto ya ofrece al espectador un mensaje que está claro y que no precisa de ninguna ayuda. Nadie de los que estábamos allí necesitábamos que nos masticaran los entrantes, el primer plato y el postre. El menú ya era excelente, apropiado y muy ajustado a unos tiempos en los que cualquier idiota, ya sea político, seudoperiodista o programador cultural con poder pero sin criterio nos amenazan día a día con su estulticia y banalidad sin fronteras. Lo extraño es que no hayan ya creado una ONG que los defienda. Tiempo al tiempo.

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