Director: Manuel González Gil
Fecha: 03/12/2008
Teatro: Auditorio de Caja Duero
Aforo: Lleno
Fecha: 03/12/2008
Teatro: Auditorio de Caja Duero
Aforo: Lleno
Poco
¿Conocen ustedes esa sensación que se disfruta cuando algo te toca la fibra, te llega dentro, te arrebata y destrona la razón de tu cabeza? ¿Han contemplado la cara de satisfacción de alguien que la experimenta? ¿Les gustaría sentirla otra vez y mantenerla en la memoria de su piel, en la retina de su corazón? Pues entonces no vayan a ver este Gatas, dirigido por Manuel González Gil. Ni un zarpazo al corazón, como diría el amigo Hilario.
Poco se puede decir de un montaje que aburre casi desde la primera escena y que, lo que es peor, te mantiene casi dos horas en la butaca para no expresar nada. Contar, cuenta alguna cosa, pero poco.
Cinco mujeres se reúnen en la casa de una de ellas, aristócrata divertida y chispeante, interpretada con acierto por María Pujalte, al igual que Miriam Montilla en su papel de maestra anarquista, y van viviendo diversos acontecimientos a lo largo del siglo XX en España. Comienzan en 1909, con el asunto del voto femenino, y recorren las repúblicas, la guerra civil, el franquismo, la transición, el terrorismo en los años ochenta, hasta terminar en el atentado del 11 M, en 2004.
¿Resultado? Nada de nada. Un revoltijo de acontecimientos históricos, una mezcla de estilos teatrales sin sentido en los que unas veces se respeta la cuarta pared y otras no. La escenografía no ayuda, especialmente la parte en la que las actrices se cambian entre escena y escena, ¿para qué?, y las situaciones se mueven entre lo tópico y lo previsible. Y eso sin contar que el sonido estaba muy alto y molestaba.
Bueno, quizás todo se reduzca a que el texto, con muchos momentos lacrimógenos, escondía el conflicto de una manera que nadie lo encontrase y planteaba lo mismo una escena detrás de otra. Y para eso, ya se sabe, están los culebrones, que se pueden ver en casa, calentitos, y hay unas señoras que te hablan susurrantes y con acento muy exótico, que siempre anima mucho. En fin, en otro maullido será.
Poco se puede decir de un montaje que aburre casi desde la primera escena y que, lo que es peor, te mantiene casi dos horas en la butaca para no expresar nada. Contar, cuenta alguna cosa, pero poco.
Cinco mujeres se reúnen en la casa de una de ellas, aristócrata divertida y chispeante, interpretada con acierto por María Pujalte, al igual que Miriam Montilla en su papel de maestra anarquista, y van viviendo diversos acontecimientos a lo largo del siglo XX en España. Comienzan en 1909, con el asunto del voto femenino, y recorren las repúblicas, la guerra civil, el franquismo, la transición, el terrorismo en los años ochenta, hasta terminar en el atentado del 11 M, en 2004.
¿Resultado? Nada de nada. Un revoltijo de acontecimientos históricos, una mezcla de estilos teatrales sin sentido en los que unas veces se respeta la cuarta pared y otras no. La escenografía no ayuda, especialmente la parte en la que las actrices se cambian entre escena y escena, ¿para qué?, y las situaciones se mueven entre lo tópico y lo previsible. Y eso sin contar que el sonido estaba muy alto y molestaba.
Bueno, quizás todo se reduzca a que el texto, con muchos momentos lacrimógenos, escondía el conflicto de una manera que nadie lo encontrase y planteaba lo mismo una escena detrás de otra. Y para eso, ya se sabe, están los culebrones, que se pueden ver en casa, calentitos, y hay unas señoras que te hablan susurrantes y con acento muy exótico, que siempre anima mucho. En fin, en otro maullido será.
1 comentario:
pufffffffffffff de obra
Coincidimos, coincidimos. Nada más que añadir. Solo que ayer cuando salía eché de menos a Solá
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