Compañía: Ur Teatro
Fecha: 14/03/2008
Teatro: Liceo
Aforo: Tres cuartos
Buen bocado
¡Atención, noticia! Shakespeare escribió algo más que Hamlet, El Mercader de Venecia o El Sueño de una noche de verano. Y cuidado, hay compañías que se atreven con eso que casi nadie conoce y, además, lo hacen bien.
Vuelve UR Teatro, con Helena Pimenta a la cabeza, a montar un texto del bardo inglés y acierta esta vez por la naturalidad, el ritmo, el cambio de época y el humor que imprime a esta adaptación de Dos caballeros de Verona: es una propuesta muy tierna a la que conviene echarle el diente.
Destaca de entre todo ello el humor añadido y a mayores del texto original gracias a la dirección y a la interpretación de los actores y actrices. Creo que es en este punto donde se cimenta el buen sabor de boca que te deja a la salida del teatro. Y menos mal, porque la propuesta del inglés, convincente a medias en su conclusión sobre el amor y la amistad, se salva gracias a eso y, jamás creí que diría esto, a que acierta plenamente en transportar la acción al segundo tercio del siglo XX, con música de jazz, emigrantes cubanos, duques con pinta de Mussolini, carteles de neón y referencias al noble arte del boxeo.
Me gusta especialmente la escenografía, con un espejo en el que las mujeres se miran a sí mismas y a los demás, con un suelo que se desdibuja y cambia cada vez que lo pisan, como el mundo que tenemos a nuestros pies, con una red que se va cerniendo sobre la trama como una araña y con un maravilloso bosque de letras en las que los bandidos son más intelectuales que otra cosa. ¡Ah!, y los cambios de escena, marcados por la entrada de los personajes, un recurso conocido, pero utilizado en esta ocasión con gusto y sin estridencias.
En definitiva, UR demuestra que le gusta Shakespeare y que no se les había olvidado hacer propuestas interesantes con sus textos (lo de Coriolano o La Tempestad fue un traspiés), aunque quizás sea este un montaje más para la gente joven que para la mayor, pero bueno, yo ya estoy más en el tramo de los segundos y a mí me ha gustado, o sea que para qué vamos a ponerle pegas: es un buen bocado.
Fecha: 14/03/2008
Teatro: Liceo
Aforo: Tres cuartos
Buen bocado
¡Atención, noticia! Shakespeare escribió algo más que Hamlet, El Mercader de Venecia o El Sueño de una noche de verano. Y cuidado, hay compañías que se atreven con eso que casi nadie conoce y, además, lo hacen bien.
Vuelve UR Teatro, con Helena Pimenta a la cabeza, a montar un texto del bardo inglés y acierta esta vez por la naturalidad, el ritmo, el cambio de época y el humor que imprime a esta adaptación de Dos caballeros de Verona: es una propuesta muy tierna a la que conviene echarle el diente.
Destaca de entre todo ello el humor añadido y a mayores del texto original gracias a la dirección y a la interpretación de los actores y actrices. Creo que es en este punto donde se cimenta el buen sabor de boca que te deja a la salida del teatro. Y menos mal, porque la propuesta del inglés, convincente a medias en su conclusión sobre el amor y la amistad, se salva gracias a eso y, jamás creí que diría esto, a que acierta plenamente en transportar la acción al segundo tercio del siglo XX, con música de jazz, emigrantes cubanos, duques con pinta de Mussolini, carteles de neón y referencias al noble arte del boxeo.
Me gusta especialmente la escenografía, con un espejo en el que las mujeres se miran a sí mismas y a los demás, con un suelo que se desdibuja y cambia cada vez que lo pisan, como el mundo que tenemos a nuestros pies, con una red que se va cerniendo sobre la trama como una araña y con un maravilloso bosque de letras en las que los bandidos son más intelectuales que otra cosa. ¡Ah!, y los cambios de escena, marcados por la entrada de los personajes, un recurso conocido, pero utilizado en esta ocasión con gusto y sin estridencias.
En definitiva, UR demuestra que le gusta Shakespeare y que no se les había olvidado hacer propuestas interesantes con sus textos (lo de Coriolano o La Tempestad fue un traspiés), aunque quizás sea este un montaje más para la gente joven que para la mayor, pero bueno, yo ya estoy más en el tramo de los segundos y a mí me ha gustado, o sea que para qué vamos a ponerle pegas: es un buen bocado.
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