miércoles, 16 de junio de 2010

Notable alto

Después de tres días de la finalización del FÁCYL y con las sensaciones que te deja la reflexión y el paso del tiempo, se puede decir que este festival sigue siendo un lujo para la Salamanca moderna y abierta al mundo que, se supone, la mayoría de las personas con buen juicio desean. Otra cosa es que en esta ciudad no haya personas con buen juicio, empezando por las que nos gobiernan y siguiendo por todos los demás.

Errores en todos los sitios hay y el hecho de que todos los espectáculos empezaran quince minutos tarde, que no se vendieran entradas a la puerta de un teatro como Caja Duero o que algunos directores se empeñaran en no dejar hacer fotografías a la prensa indica que hay cosas que mejorar, pero que son menores.

Con lo que hay que quedarse es que ha habido una programación sólida y sin ningún petardazo, muy regular, algo que no se recordaba de las anteriores ediciones, en las que solía haber más de uno y más de dos. Sinceramente creo que hay un criterio, una apuesta. Creo que Calixto Bieito ha marcado un objetivo y hacia allí se ha ido. Podrás estar más de acuerdo en esa línea de trabajo, pero por lo menos se ve que hay un hilo conductor.

Me han gustado mucho, por este orden, Santa Juana de los mataderos, Stemmer y Baal, y, aunque no ha habido una propuesta grandiosa, quizás por culpa de la crisis, se puede decir que ha habido una nota media de más que aprobado para todos los espectáculos. Me reitero: una programación muy regular, interesante y compacta, con sentido. Y si a esto añadimos que me comentan que la organización técnica, logística y coordinadora ha mejorado en mucho, pues me atrevo a decir que la nota media de este FÁCYL 2010 es de notable alto.

Un lujo para Salamanca que no debemos perder y que tienen que apoyar desde arriba hasta abajo porque es de lo poco que nos queda en una ciudad anquilosada en la luz cegadora de su inmensa belleza.

lunes, 14 de junio de 2010

Stemmer

Stemmer©AndreasKölher

Compañía: Betty Nansen Teatret de Copenhague

Fecha: 12-06-2010

Teatro: Liceo

Aforo: Tres cuartos

Broche perfecto

Programar, seguir una línea, tener una idea clara de lo que deseas hacer no es fácil. Y poner un broche a todo lo anterior, cerrar con clase y categoría algo menos. Por eso este Stemmer de Calixto Bieito es perfecto para clausurar este FÁCYL. Porque es un resumen perfecto de todo lo que ha sido este festival en cuanto a los espectáculos de sala se refiere: elegante, perfectamente facturado, con textos profundos y muy psicoanalíticos, una música cuidada al extremo, una dirección con personalidad…

De vez en cuando, el teatro debe ponerse el Armani y no tener complejos. Si hay gente que te llama snob, pues bueno. Envidia, ya saben. La elegancia y el buen teatro no están reñidos y muchas veces se agradece.

Sintonicé con este montaje desde el primer minuto hasta el último. Un musical perfecto y muy emocional, aunque parezca lo contrario. El mejor que ha pasado, en mi modesta opinión, por Salamanca en los últimos tiempos. No apto para los amigos del caramelo edulcorado de los Mamma mia, Jesucristo Superstar, etc. que han venido y seguirán viniendo al CAEM en fechas venideras.

Y lo hace sin estridencias, envolviéndote como una tela de araña con pequeños hilos plateados que componen una delicia poliédrica y compleja, una exquisitez llena de textos sobre la muerte y todo lo que la rodea. Con una puesta en escena absolutamente elegante, con una música de muchísimos quilates y una escenografía sencilla y efectiva. Un montaje para pensar y dar vueltas.

Una pequeña delicatessen para recordar esta sexta edición del FÁCYL con un buen sabor de boca, porque yo soy de los del chuletón con patatas en un chiringuito y de los de la tortilla decostruída siempre que la materia prima sea buena. Y de eso había mucho en Stemmer. Que aproveche.

Dogville

dogville©carlos nuevo

Compañía: Rayuela
Fecha: 10-06-10
Teatro: Caja Duero
Aforo: Lleno

Apuesta

Es extraño, pero el FÁCYL este año ha traído dos montajes con textos de Bertholt Brecht y uno que bien podía haber estado inspirado en él: Dogville, adaptación de la película del mismo nombre de Lars von Trier.

También es extraño que no hubiéramos visto por estos lares una adaptación a la escena de una película tan teatral como aquélla, tan asfixiante por dentro y por fuera, como los sentimientos de culpa de sus protagonistas.

Rayuela Producciones, dirigida por Nina Reglero, han optado por una versión mestiza, interesante y algo larga que se sitúa entre la estética de la matanza de Texas, algunos montajes referentes del teatro europeo actual y la sombra de la película, que es muy patente en algunas partes y se diluye en otras. En mi modesta opinión, la duración es excesiva en media hora por lo menos. No obstante, y teniendo en cuenta el concepto, la idea de la dirección y lo que se quiere transmitir, la apuesta aprueba la moción.

Muy interesante la idea de acentuar los primeros planos, que tenía la película y que en el teatro son más difíciles, con una única luz y muy tenue sobre los rostros de algunos personajes y, también, la forma en que te hace olvidar que no hay casas, aunque algo aparatoso el sistema de cadenas y cestos que las representan. Muy interesante la idea de conseguir los arquetipos morales de los personajes a través de monólogos que se intercalan entre el diálogo y la narración omnisciente del cantante y su banda, demasiado ocultos en la parte trasera del escenario, quizás un poco pequeño para la propuesta. Muy bien, por cierto, Raúl Sánchez Escudero, convincente y con mucha fuerza todo el montaje.

Le falla a este Dogville algún personaje mal trazado y la falta de energía que se transmite en algunos momentos, quizá por la afectación de varios diálogos. Y también la idea que querer llenar espacios donde no hace falta más que introspección.

En definitiva, una propuesta que no desentona para nada en este festival, que cada día me gusta más. ¡Qué suerte tenemos en Salamanca!

jueves, 10 de junio de 2010

Santa Juana de los mataderos


Compañía: Staatsschauspiel Dresden

Fecha: 09-06-10

Teatro: CAEM

Aforo: Un tercio

Bueno, muy bueno


Aunque con el cuarto de hora de retraso habitual, llegó esta Santa Johanna de los mataderos y mereció la pena. Redimidos hemos quedado con este pedazo de montaje que nos presenta la Staatsschauspiel de Dresde. Solidez, simbología, potencia en las imágenes, metáforas y buena interpretación para una ‘maratón’ que incluyó fallo técnico y arreglo delante del público. Otra cosa interesante que agradecer a este FÁCYL, que va camino de convertirse en el más regular de su historia. De momento, ni un petardazo.


Teatro convincente y contundente. Montaje serio, muy serio, y bueno, muy bueno, en el que nada destaca y todo es llamativo:interpretación, escenografía, iluminación, música… Logro que se une a una magnífica dirección sobre un texto de Brecht difícil por lo panfletario y lo enrevesado del tema. Vamos, que, aunque te estén hablando de mataderos, subidas y bajadas de acciones, problemas de proletarios y bueyes y vacas, las tres horas largas que dura el espectáculo se te hacen cortas a base de potente frialdad, maravillosas imágenes en estático, diálogos fluidos y puñetazos de mala leche y cinismo a partes iguales. Bueno, y muy ajustados algunos párrafos a las drásticas e injustas soluciones para solventar la crisis que nos van a imponer los mismos que la han producido.


Y todo ello para componer, con ayuda de la iluminación blanca, una postal fría, casi congelada, de frigorífico de matadero. Muy punk elegante, si los puristas me lo permiten, pero muy punk. ¿Por qué los espectáculos con textos de Brecht últimamente son muy punk? Sucios o limpios, pero punk.


Y con cierta retranca al final, todos cantando en plan góspel que les den más a los ricos y que les jodan a los pobres. Inquietante aplaudir eso. Y es que si trasladamos ese mensaje a este festival, lo mismo dentro de unos años tenemos que decir que siempre se lo llevan los mismos. Y eso no, amigos míos. Eso no.

miércoles, 9 de junio de 2010

Baal

Baal © Leo Van Velzen

Compañía: Ro Theater
Fecha: 07-06-2010
Teatro: CAEM
Aforo: Un cuarto



Libertad y venganza

Qué pena ver el CAEM tan vacío, tan triste, tan frío, tan desangelado. Qué pena que la gente no vaya al teatro. Y mucho más si tenemos en cuenta que Baal, de Ro Theater, es un magnífico montaje.

Directa a la mandíbula y sin edulcorantes, llena de trazos gordos y grasos como el maquillaje de los actores que intervienen en ella, esta propuesta es un magnífico ejemplo de teatro de verdad, de texto y puesta en escena perfectamente integrados.

Y lo es gracias a varios aspectos. Primero: el texto es muy bueno. Segundo: la dirección es excelente. Tercero: los actores son magníficos, versátiles y creíbles. Cuarto: el ambiente Tom Waits es deliciosamente circense y lleno de frikis y muy… Tom Waits. Quinto: la música es maravillosa. Sexto: la historia es cruda y muy atrayente. Séptimo: que es muy buen montaje porque saca la víscera que tiene el texto y la lleva a escena para ofrecernos un gran plato, los mejores callos del mundo, mucho más que los del Llamas o La Marciana.

Exquisita casquería grasienta servida en el mejor plato circense que te puedas encontrar: teatro de texto hecho desde el corazón y con la frialdad y contención necesaria para servirlo frío, como la libertad. Bueno… y como la venganza. Venganza para aquellos que pensaban que este FÁCYL no tenía chicha ni limoná.

Vengan, pasen y vean. Aún queda tiempo para disfrutar del lujo. Luego no se quejen de que se lo llevan los de siempre. Y si llegan un poco tarde, no se preocupen: aquí cada día se empieza quince minutos tarde.

lunes, 7 de junio de 2010

Gnosis

Gnosis © Richard Haughton

Compañía: Akram Khan Company
Fecha: 06-06-10
Teatro: Liceo
Aforo: Lleno

Emocionante y vibrante

De vez en cuando tiene que llegar alguien como Akram Khan para indicarte el camino de la emoción contenida, sencilla y revitalizante. Y da lo mismo que sea a través de la danza o de cualquier otra cosa. Él lo consigue llegando al corazón mismo del alma.

Un excelente trabajo que se apoya en unos músicos increíbles que ponen su rebosante talento al servicio del conjunto; en un dominio de la danza india clásica, kathak, que impresiona, y en una sensibilidad para crear y llegar al público, mezclando lo tradicional con lo contemporáneo, que redondea un montaje emocionante y espectacular.

La primera parte ya merece la pena con una demostración técnica, física y emocional de kathak. La coordinación de pies, manos y gestualidad es hipnótica y vibrante. El tema musical que toca su grupo para amortiguar la espera entre un número y otro es de poner los pelos de punta. Además, en una danza que te recuerda al flamenco, la contención es un logro. Lo que unos hubieran acabado con una fiesta llena de gritos y desmelene, aquí acaba con la mesura y el sentimiento justos y adecuados.

Y la segunda parte es sencillamente un ejemplo de emoción. Espectacular y vibrante en su inicio, la pieza se te pasa volando con la ayuda de una magnífica Yoshie Sunahata, percusionista, bailarina y cantante genial, y de una coreografía que toca la cuerda de la emoción en cada movimiento. Un lujo.

Lujo que no debería verse estropeado por la inexactitud en las informaciones que da la organización. Si el espectáculo dura dos horas no se puede decir en todos los productos informativos que dura una hora y cuarto. Eso por no hablar de los retrasos en el comienzo de los espectáculos, indignos de un festival de esta categoría.




jueves, 3 de junio de 2010

Pororoca


Título: ‘Pororoca’
Compañía: Lia Rodrigues
Fecha: 02-06-10
Teatro: Auditorio Caja Duero
Aforo: Lleno

La jauría

A nadie le gusta estar solo. De vez en cuando sí, por supuesto, pero a todos nos gusta ir en manada. Frenéticamente. De un sitio para otro.

Y sí, a mí me gustó el Pororoca de Lia Rodrigues. No porque fuera un ejercicio repetitivo, que lo era, igual que la vida. O porque no tuviera música, que sí tenía la de los jadeos, como en la vida. O porque estuviera sutil y fantásticamente iluminada, que lo estaba, como en la vida.

Me gustó porque me transmitió un concepto que me llegó adentro. El ser humano es social y avanza en manada y muchas veces, la mayoría, se comporta como en una jauría que se persigue a sí misma. Jauría representada por once bailarines desiguales en su formación técnica, sobresalían con mucho varios, pero muy unidos y compenetrados. Lo ideal para un espectáculo que necesitaba unidad. Jauría a la que se deja de pertenecer cuando uno se separa de ella y la mira con cierta distancia animal, primitiva y bruta. Jauría a la que no tardas mucho en volver. A todos nos gusta el sudor, la sangre, la dentellada… y la seguridad que da ver cómo te protegen y cómo los demás también se equivocan.

Unidad y mucha energía, otros dos conceptos a tener en cuenta en este montaje. Energía bestial para estar cincuenta minutos dale que te pego sin parar. Sin prácticamente respiro. Unidad para improvisar en las partes que hay que improvisar y llegar justo en el momento a las partes que están medidas.

Unidad, que no masa. Unidad, que no borreguismo. Jauría, que no piara de cerdos a los que echan de comer margaritas con sonrisas de desprecio.

martes, 1 de junio de 2010

Hashirigaki


Hashirigaki: from koto to Pet Sounds
Compañía: Théâtre Vidy-Lausanne
Fecha: 31-05-2010
Teatro: Liceo
Aforo: Un tercio

No vi la ironía


Es curioso esto del teatro. Uno va, se sienta una butaca, mira, escucha, siente, estornuda, observa, pestañea, rompe, mira, estornuda, escucha, rompe, siente, pestañea, observa… se acaba el espectáculo, sale y decide si le ha gustado o no.


Tengo que reconocer que hasta que no he leído los textos de la estadounidense Gertrude Stein, en los que está basado este Hashirigaki, no me he decidido a dar una opinión sobre lo que ha hecho Heiner Goebbels con esta propuesta.


Animado por el dato que nos dio Calixto Bieito a la salida del Liceo -nos dijo que era de los años 20-, volví a casa y me lo leí de cabo a rabo para, debido a que mi torpe inglés me había limitado, volver a estudiarlo. ¡Y sorpresa! Había entendido la mayoría de las cosas. Esa serie de repeticiones rítmicas, esa manera casi infantil de jugar con las palabras, esa forma de utilizar el lenguaje que ya me había atraído en el teatro me gustó más al leerlo que al verlo puesto en escena.

Y eso es quizás lo que hace que saliera del teatro con la sensación de haberme ido incompleto, de que quizás esos textos no pueden llevarse a escena de la manera en la que lo ha hecho Goebbels, porque yo sí que creo que a pesar de ese aspecto de espectáculo estéticamente bello y de unos efectos técnicos interesantes debería haber algo más. Algo que el texto sí tiene, pero el espectáculo no.


Esos textos, muy buenos y envidiables, no tienen juntos una estructura dramática unidos en la forma en la que están en el montaje. Carecen de fuerza dramática en ese estado en el que se nos presentan porque, para mí, debajo de cada una de las letras que componen el texto hay un sufrimiento que nos habla de la falsa felicidad que todos nos obligamos a fingir en este mundo de mierda y en el de 1920. Detrás de cada una de esas palabras hay víscera y locura. Y yo, la verdad, creo que Goebbels no deja traslucir nada de eso en un espectáculo armado, pero sin fisuras emocionales. O eso o que yo no vi la ironía… bueno, o que mi inglés me impidió degustarlo en el momento adecuado y no me emocionó.