viernes, 26 de diciembre de 2008

De cabeza


Compañía: Teresa Nieto
Teatro: Liceo
Fecha: 20-12-2008
Aforo: Media entrada

Superficial, pero muy estética

Si hay una cosa que me enseñó, junto a mi padre, el gran Pablo Santiago es que en el fútbol también hay arte. Así es que este artículo está dedicado a su memoria. Porque, ¿quién, viendo jugar a Zidane, no sintió que, además de jugar con una pelota, hacía algo más allá, jugaba a algo diferente, danzaba por encima de todos?

Claro, que lo mismo debió pensar el señor que estaba casi a mi lado viendo De cabeza, de la compañía de danza Teresa Nieto, porque se pasó la mitad del montaje escuchando el partido del Madrid. Y eso es lo extraño -por mucho que me duela decirlo, había más arte en las tablas del Liceo esa noche que en el Bernabéu últimamente-.

Este espectador se comportó mal, porque además de molestar, se perdió un espectáculo que no es que fuera una obra maestra, pero sí que resultaba atractivo y para nada aburrido. Con una selección de temas musicales muy bien hecha, ahí me ganan siempre, con una escenografía y una iluminación muy cuidadas, un vestuario bello y un trabajo encima del escenario muy digno, especialmente el de la propia Teresa Nieto, la coreógrafa compone una propuesta muy estética y bella y, además, muy positiva, aunque eso sí, superficial y plana en su mensaje y poco profunda en su contenido intelectual.

Pero, cada cosa a su tiempo, que diría el otro. Porque si hay algo que destaca es que es capaz de hacer que la danza contemporánea se funda, en perfecta armonía, con el baile flamenco. Vamos, que hace que te toque la fibra de la emoción desde la perspectiva del estilo, el gusto y la belleza.

Una apuesta que une la positividad con la alegría de amar y de ser amado. Yo hubiera arriesgado un poco más, pero Zidane ya no juega y Pablo se nos fue, así es que un poco de energía positiva no le viene mal a nadie.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Gatas


Director: Manuel González Gil
Fecha: 03/12/2008
Teatro: Auditorio de Caja Duero
Aforo: Lleno

Poco

¿Conocen ustedes esa sensación que se disfruta cuando algo te toca la fibra, te llega dentro, te arrebata y destrona la razón de tu cabeza? ¿Han contemplado la cara de satisfacción de alguien que la experimenta? ¿Les gustaría sentirla otra vez y mantenerla en la memoria de su piel, en la retina de su corazón? Pues entonces no vayan a ver este Gatas, dirigido por Manuel González Gil. Ni un zarpazo al corazón, como diría el amigo Hilario.

Poco se puede decir de un montaje que aburre casi desde la primera escena y que, lo que es peor, te mantiene casi dos horas en la butaca para no expresar nada. Contar, cuenta alguna cosa, pero poco.

Cinco mujeres se reúnen en la casa de una de ellas, aristócrata divertida y chispeante, interpretada con acierto por María Pujalte, al igual que Miriam Montilla en su papel de maestra anarquista, y van viviendo diversos acontecimientos a lo largo del siglo XX en España. Comienzan en 1909, con el asunto del voto femenino, y recorren las repúblicas, la guerra civil, el franquismo, la transición, el terrorismo en los años ochenta, hasta terminar en el atentado del 11 M, en 2004.

¿Resultado? Nada de nada. Un revoltijo de acontecimientos históricos, una mezcla de estilos teatrales sin sentido en los que unas veces se respeta la cuarta pared y otras no. La escenografía no ayuda, especialmente la parte en la que las actrices se cambian entre escena y escena, ¿para qué?, y las situaciones se mueven entre lo tópico y lo previsible. Y eso sin contar que el sonido estaba muy alto y molestaba.

Bueno, quizás todo se reduzca a que el texto, con muchos momentos lacrimógenos, escondía el conflicto de una manera que nadie lo encontrase y planteaba lo mismo una escena detrás de otra. Y para eso, ya se sabe, están los culebrones, que se pueden ver en casa, calentitos, y hay unas señoras que te hablan susurrantes y con acento muy exótico, que siempre anima mucho. En fin, en otro maullido será.