viernes, 16 de octubre de 2009

Es-Puto Cabaret


Compañía: El Espejo Negro
Fecha: 15-10-09
Teatro: Sala B del CAEM
Aforo: Lleno

Ácido vitriólico

¡Y querían que me lo perdiese! Hombre, cualquier otro espectáculo sí, pero éste… Y además, en la Sala B del CAEM y para ciento treinta y ocho espectadores privilegiados. Que no se queje Marianna Travelo. Mejor un polígono que una carpa de La Aldehuela durante las Ferias y Fiestas salmantinas en los años ochenta. Que no se queje, porque el mérito es suyo. Esta función eleva la categoría de cabaret petardo, desaseado y malhablado a la de montaje con todas las letras.

Con Es-Puto Cabaret, El Espejo Negro, con Ángel Calvente a la cabeza, nos invita a una buena copa de ácido vitriólico. Un trago para nada amargo que te deja un regusto a aguardiente del bueno, del de ochenta grados, de ese que normalmente no se vende en establecimientos autorizados. Magnífica manipulación de títeres, escenas muy conseguidas y encabalgadas, textos a lo bruto pero muy trabajados y sarcásticos, ritmo vigoroso y personajes entrañables. Personajes que saben que son marionetas, lo reconocen y lo aceptan: ¡Viva el metamarionetismo!

Eso es lo bueno. Personajes de gomaespuma muy bien construidos, pero mejor manipulados, que cobran vida bajo los focos y dan sentido a la nuestra en la penumbra de la sala durante la hora y media larga que dura la propuesta. Y todo bajo la batuta de una Marianna Travello, maestre de ceremonias perfecto, para dar paso a su perro Troski, a Paco ‘El Lejía’, a Lola Flores –un ejemplo de manipulación de títeres-, a Joselito, a Rocío Jurado, a Freddy Mercury o a los Reyes de España –desternillante escena-.

Y todo ello con textos muy pegados a la actualidad y con improvisaciones cachondas y certeras. Vamos, que te olvidas de que lo que allí hay son títeres o muñecos como coño se diga, que luego salen los puristas y te ponen a parir.

Un acierto para la Sala B del CAEM y un acierto para los espectadores que fueron a tomarse un buen trago de ácido vitriólico a la salud de aquellos a los que no les gusta el aguardiente, lo destile quien lo destile. Y es que luego te queda la garganta perfecta para cantar o esputar… o lo que sea.